En el camino hacia la COP29, la atención se centra en los mercados de carbono, un mecanismo crucial en la lucha contra el cambio climático. Estos mercados permiten a las empresas y países intercambiar permisos de emisión, promoviendo la reducción global de gases de efecto invernadero al menor costo posible. La idea es simple: quienes contaminan más deben pagar por ello, incentivando a las empresas a invertir en tecnologías limpias.
El funcionamiento de los mercados de carbono
Los mercados de carbono funcionan estableciendo un límite a las emisiones permitidas y creando créditos de carbono que las empresas pueden comprar y vender. Cada crédito permite la emisión de una tonelada de CO2. Actualmente, existen dos tipos principales de mercados de carbono:
- Mercados de Cap-and-Trade: Establecen un tope total de emisiones.
- Mercados voluntarios: Empresas y particulares compran créditos para compensar sus emisiones.
El sistema pretende reducir el costo global de la mitigación al permitir que las entidades más eficientes en la reducción vendan sus excedentes a las menos eficientes. Esto debería fomentar una transición más rápida hacia tecnologías más limpias.
A pesar de su potencial, estos mercados han enfrentado críticas. Algunos argumentan que pueden retrasar acciones más directas para descarbonizar la economía. Otros destacan el riesgo de que las reducciones de emisiones no sean realmente adicionales o verificables.
«La transparencia y la regulación son esenciales para asegurar que los mercados de carbono realmente contribuyan a una reducción tangible de emisiones», comentó un experto en el tema.
En la COP29, los líderes mundiales debatirán cómo optimizar estos mercados para maximizar su eficacia y asegurar que jueguen un papel central en la lucha contra el cambio climático. Las acciones y decisiones en esta cumbre podrían definir el futuro de los mercados de carbono y su impacto en la mitigación climática global.