En los últimos años, el fentanilo ha acaparado titulares y llamado la atención internacional debido a su devastador impacto en la salud pública, especialmente en Estados Unidos. Sin embargo, las culpas en torno a esta crisis suelen recaer en México por ser un punto clave en el tráfico de esta sustancia.
La complejidad de la crisis del fentanilo
El tráfico y consumo de fentanilo son fenómenos complejos que no pueden atribuirse a una sola nación. Aunque se reconoce que parte del fentanilo que llega a Estados Unidos pasa por México, el problema es más amplio e involucra distintos actores en una cadena global de producción y distribución.
La producción de fentanilo generalmente inicia con la obtención de precursores químicos, que suelen provenir de Asia. Posteriormente, estas sustancias son transformadas y distribuidas, a veces cruzando fronteras, en un proceso que involucra organizaciones criminales transnacionales.
Las estadísticas reflejan la seriedad de esta crisis:
- Más de 90,000 muertes por sobredosis en Estados Unidos en el último año.
- El fentanilo es responsable de alrededor del 60% de estas muertes.
Expertos señalan que la solución debe ser integral y no culpar exclusivamente a un país. Un desafío que requiere cooperación internacional y políticas públicas efectivas tanto para reducir la oferta como para tratar la adicción.
“La solución pasa por un enfoque multifacético, que incluya tanto la interrupción de las cadenas de suministro como el tratamiento de las personas afectadas”, enfatiza un especialista en salud pública.