En el transcurso de las últimas semanas, el foco de atención internacional ha estado dirigido hacia El Salvador y las medidas implementadas por el presidente Nayib Bukele para combatir el crimen organizado. Una de las acciones más emblemáticas ha sido la construcción de una prisión masiva, destinada a alojar a miles de miembros de pandillas.
La nueva mega prisión de Bukele
Esta nueva prisión ha sido descrita por algunos como un símbolo de la política de mano dura del presidente Bukele. Según el gobierno salvadoreño, el penal tiene capacidad para albergar a 40,000 reclusos, convirtiéndose en una de las más grandes de América Latina. Con esta obra, el gobierno busca responder al creciente problema de las pandillas que afecta al país.
Algunas estadísticas proporcionadas por el gobierno destacan el impacto potencial de la nueva prisión:
- Capacidad para 40,000 reclusos.
- Más de 3,000 miembros de pandillas ya han sido trasladados allí.
- Esperan reducir significativamente el índice de criminalidad.
El presidente Bukele ha declarado que esta medida es fundamental para restaurar la paz y la seguridad en el país. Bukele ha afirmado:
“Estamos tomando acciones audaces para proteger a nuestra gente, y nuestra prioridad es erradicar el crimen organizado.”
Sin embargo, este enfoque ha suscitado críticas internacionales. Organizaciones de derechos humanos han expresado su preocupación por la potencial violación de derechos en virtud de estas nuevas políticas. Aunque Bukele ha desestimado estas críticas, argumentando que el bienestar y la seguridad de los ciudadanos deben ser lo primordial.