En un evento que refleja la tradición y la espiritualidad profundamente arraigadas en el país, el Obispo Hilario González y el Gobernador de Coahuila, Manolo Jiménez, se embarcaron en una peregrinación hacia la Basílica de Guadalupe, uno de los centros religiosos más importantes de México. Esta caminata es una manifestación de fe y unidad, donde cientos de devotos se unen cada año.
Una tradición que une a Coahuila
El estado de Coahuila ha mantenido viva la tradición de peregrinar a la Basílica de Guadalupe, reuniendo a diversos grupos de fieles que buscan expresar su devoción a la Virgen de Guadalupe. Este año, la participación del Obispo González y el Gobernador Jiménez destaca la relevancia de este evento no solo como una manifestación religiosa, sino también como un acto de comunidad y colaboración entre líderes religiosos y civiles.
“Es un tiempo para reflexionar y para fortalecer nuestra fe, caminando juntos hacia un objetivo común”, afirmó el Obispo González al iniciar la marcha.
La peregrinación no solo destaca por su importancia espiritual, sino también por la coordinación logística que implica, ya que participan miles de personas. Este año, se implementaron diversas medidas para asegurar el bienestar de los participantes durante el trayecto.
- Participación de 10,000 peregrinos.
- 250 voluntarios involucrados en la logística.
- 5 días de duración para completar el recorrido.
El Gobernador Manolo Jiménez destacó la importancia de mantener vivas las tradiciones que unen a la comunidad coahuilense:
“Caminar con nuestros ciudadanos es un honor y reafirma nuestro compromiso de trabajar unidos y en armonía”, mencionó el gobernador.
La Basílica de Guadalupe, situada en la Ciudad de México, es el destino final de esta travesía, donde miles de peregrinos culminan su viaje con oraciones y ceremonias religiosas. Para Coahuila, este evento simboliza una oportunidad única de promover la unidad y el compromiso social bajo el manto de la espiritualidad y las tradiciones compartidas por generaciones. El espíritu de la peregrinación refleja no solo un acto de fe, sino también un ejercicio de cohesión comunitaria significativo para los participantes y líderes estatales.