En los últimos días, el país ha estado observando una serie de eventos aparentemente inexplicables que han causado preocupación entre la población y que están relacionados con la normalización de situaciones que no deberían ser parte de nuestra cotidianidad.
La normalización de lo anormal
La sociedad mexicana se enfrenta a un fenómeno inquietante: situaciones que anteriormente se considerarían anormales ahora son vistas como parte del día a día. Esto plantea preguntas sobre los efectos en la mentalidad colectiva y la aceptación de eventos preocupantes.
Un ejemplo de esta tendencia es la percepción de la inseguridad. Los ciudadanos han comenzado a ver los actos de violencia y la delincuencia como hechos inevitables. Investigaciones recientes reflejan que:
- Más del 60% de los encuestados en una reciente encuesta nacional consideran que la inseguridad ha aumentado en sus comunidades.
- El 55% de los ciudadanos cree que los esfuerzos gubernamentales no son suficientes para combatir el crimen.
- Casi el 70% de los participantes de la encuesta están de acuerdo en que evitan salir de noche debido al temor a ser víctimas de delitos.
Estos datos revelan una tendencia alarmante hacia la complacencia y el acostumbramiento a situaciones de riesgo. Además, el impacto de esta percepción tiene repercusiones significativas en el bienestar psicológico de la población.
Un habitante de la Ciudad de México expresó su frustración ante esta situación:
“Es inquietante porque parece que nadie ve esto como algo que debe cambiar. Nos hemos acostumbrado tanto que ya ni siquiera lo discutimos”.
La normalización de lo anormal plantea un desafío considerable para las autoridades, quienes deben trabajar no solo en resolver problemas sociales y de seguridad, sino también en cambiar la percepción colectiva de los mexicanos. Es fundamental que se implementen estrategias efectivas que no solo aborden los síntomas, sino también las causas subyacentes, para que los ciudadanos puedan volver a sentirse seguros y esperanzados sobre el futuro.