En 2018, Andrés Manuel López Obrador ganó la presidencia de México con la promesa de retirar a los militares de las calles en la lucha contra el narcotráfico y la inseguridad. Sin embargo, al llegar al poder, una de sus principales decisiones fue crear la Guardia Nacional, una fuerza compuesta en gran medida por elementos de las Fuerzas Armadas.
El incremento de la militarización
La estrategia de militarización continuó, con un aumento significativo en el presupuesto y el personal dedicado a tareas de seguridad. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), los efectivos desplegados han aumentado considerablemente. Entre los datos más relevantes se encuentran:
- En 2018, había alrededor de 52,000 efectivos militares en tareas de seguridad.
- En 2021, esta cifra había aumentado a más de 89,000.
A pesar de estos esfuerzos, los resultados no han sido los esperados. La violencia y la inseguridad siguen siendo problemas graves en muchas regiones del país. De acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), 2020 y 2021 fueron los años más violentos en la historia reciente de México, con más de 34,000 homicidios cada año.
“La violencia en el país no ha disminuido. La estrategia de seguridad basada en la militarización no ha dado los resultados esperados,” comentó un experto en seguridad.
Además, organizaciones nacionales e internacionales han manifestado su preocupación por el creciente rol de los militares en la vida pública civil. Amnistía Internacional y Human Rights Watch han señalado posibles violaciones a derechos humanos y una falta de rendición de cuentas.
La promesa de López Obrador de devolver a los militares a sus cuarteles parece cada vez más lejana, dejando un panorama incierto sobre el futuro de la seguridad en México.