El reciente traspaso de la Guardia Nacional al control de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) ha generado una gran polémica en México. Este movimiento, que fue aprobado por el Congreso de la Unión, implica diversos cambios y ha desatado un intenso debate sobre los alcances y consecuencias de esta decisión.
Implicaciones del traspaso
Con el traspaso, la Guardia Nacional, que fue creada en 2019 como una institución de seguridad pública de carácter civil, pasará a estar bajo el mando de la Sedena, una institución militar. Esta decisión ha sido defendida por el gobierno federal como una medida necesaria para fortalecer la seguridad en el país.
“El objetivo es tener una coordinación más eficiente entre las diferentes fuerzas de seguridad y lograr una mayor efectividad en la lucha contra el crimen organizado,” declaró el presidente Andrés Manuel López Obrador.
No obstante, críticos de la medida argumentan que esta acción podría militarizar aún más la seguridad pública en México y violar la Constitución, que establece que las tareas de seguridad pública deben estar a cargo de autoridades civiles.
Entre las preocupaciones se encuentran:
- Posible violación de los principios constitucionales
- Militarización de la seguridad pública
- Falta de rendición de cuentas de las fuerzas militares
Apoyando la medida, se encuentran algunos legisladores y analistas que creen que la Sedena tiene la capacidad y los recursos necesarios para enfrentar los desafíos de seguridad que enfrenta el país.
“La Sedena tiene una vasta experiencia y disciplina que pueden ser clave para reducir los índices de criminalidad,” afirmó el senador Ricardo Monreal.
El debate sobre el futuro de la Guardia Nacional y su papel en la seguridad pública de México continuará, mientras el gobierno implementa las nuevas directrices y la sociedad observa los resultados de esta controversial decisión.