La situación de la seguridad pública en el país continúa siendo un tema de preocupación creciente. De acuerdo con algunos analistas y expertos en seguridad, la transformación de algunas áreas delictivas y su influencia en la vida diaria de los ciudadanos han llevado a la creación de sistemas paralelos a los del gobierno, afectando la percepción de seguridad y funcionamiento institucional.
La transformación en el ámbito criminal
Al igual que el gobierno mexicano, que ha planteado la creación de un “segundo piso” en su administración para resolver problemas estructurales, los grupos criminales también están construyendo su propio segundo piso. Esta metáfora se refiere a la capacidad de estos grupos para adaptarse y modificar sus estructuras funcionales para seguir operando, incluso bajo presión de las fuerzas de seguridad.
“Los grupos criminales han logrado una adaptación similar a la del gobierno, desarrollando redes complejas que les permiten seguir operando con impunidad”, comentó un experto en seguridad.
Se observa que los grupos delictivos no solo se enfocan en actividades ilegales tradicionales, sino que también incursionan en sectores como la política, la economía y la sociedad en general, buscando influir y controlar desde múltiples ángulos.
Entre los aspectos más preocupantes se encuentran:
- La infiltración en instituciones gubernamentales.
- La capacidad para generar violencia e intimidación.
- La influencia en decisiones locales y estatales.
El desafío para el gobierno es no solo identificar y desmantelar estas redes criminales, sino también crear un entorno en el que las estructuras oficiales no sean vulnerables a la corrupción y la infiltración, para garantizar así la seguridad y el bienestar de sus ciudadanos.