El Día de Muertos es una de las festividades más emblemáticas de México, celebrada con un sinfín de tradiciones que buscan honrar la memoria de los difuntos. Entre estas tradiciones se encuentra la creación de altares de muertos, los cuales son verdaderas obras de arte llenas de simbolismo. En cada altar hay elementos indispensables que le otorgan sentido y que no pueden faltar para rendir homenaje a los seres queridos que ya no están con nosotros.

Elementos fundamentales del altar

El altar de muertos se compone de varios niveles, comúnmente dos o tres, que representan el cielo, la tierra y el inframundo. Cada nivel tiene un propósito y representa un aspecto distinto de la vida y la muerte. Es importante saber qué elementos incluir para que el altar cumpla su función de ayudar a las almas en su camino:

• Fotografías: Las imágenes de los fallecidos son el centro del altar y permiten honrar su memoria.
• Veladoras: Representan la luz que guía a las almas hacia el altar.
• Flores de cempasúchil: Sus vibrantes colores y aroma marcan el camino para los espíritus.
• Calaveritas de azúcar: Simbolizan la muerte y son una ofrenda dulce.
• Pan de muerto: Un elemento esencial que simboliza el ciclo de la vida y la muerte.
• Incienso y copal: Sus aromas purifican el ambiente y atraen a los espíritus.

Estos son solo algunos de los componentes básicos. También se pueden incluir alimentos que eran del agrado del difunto, así como objetos personales de ellos para hacer el altar más significativo.

“El altar es un puente entre lo terrenal y lo espiritual, una manera de recordar que los muertos nunca se van del todo, mientras permanezcan en nuestros corazones”,

La preparación del altar es una actividad que no solo reúne a las familias, sino que también reverbera en toda la comunidad, poniendo en manifiesto la riqueza cultural de México y su manera única de entender y celebrar la muerte.