Hace cincuenta años, en Coahuila, tuvo lugar un significativo movimiento obrero que marcó un hito en la historia laboral de México. Se trata de la huelga de los trabajadores de CINSA y CIFUNSA, empresas dedicadas a la producción de utensilios de cocina y fundición. Este acto de rebeldía y búsqueda de mejores condiciones laborales permanece como un recordatorio del poder y la capacidad de organización de los trabajadores.
El contexto de la huelga
En 1973, los empleados de estas compañías se declararon en huelga para exigir mejoras salariales y condiciones laborales dignas. La huelga no solo fue un reflejo del descontento que había en el sector obrero durante esos años, sino también un llamado a la unidad y a la acción colectiva.
Los trabajadores, tras recibir salarios insuficientes para afrontar el costo de vida, decidieron enfrentar a los grandes empresarios con la esperanza de lograr un cambio significativo. Su lucha no fue en vano, pues logró captar la atención nacional e internacional, inspirando movimientos similares en otras regiones del país.
“Fue un momento de gran valentía y determinación por parte de los trabajadores. Querían una vida mejor para ellos y sus familias”, mencionó uno de los líderes del movimiento.
Algunos datos relevantes sobre este movimiento incluyen:
- La huelga empezó el 16 de octubre de 1973.
- Participaron más de 4000 trabajadores.
- Se prolongó por cerca de dos semanas.
El movimiento de CINSA y CIFUNSA no solo representó la demanda de mejores salarios, sino una lucha por la dignidad y el reconocimiento de los derechos laborales en México. A cincuenta años de este histórico evento, su legado sigue vivo y se recuerda como un símbolo de resistencia y unidad obrera en el país.