En un nuevo episodio de violencia en Haití, un grupo armado tomó el control de una importante carretera cerca del aeropuerto de Puerto Príncipe, que conecta con el único aeropuerto internacional del país. Este incidente subraya el creciente poder de las pandillas en el país caribeño, donde casi el 80% de la capital está bajo su control.
El primer ministro de Haití, Ariel Henry, se vio obligado a realizar un aterrizaje inesperado el domingo debido a la presencia de las pandillas. Este evento ocurrió después de que el primer ministro regresara de Nueva York, donde asistió a la asamblea general de las Naciones Unidas. A raíz de esta situación, Henry fue transportado por helicóptero desde el aeropuerto para su seguridad.
La creciente influencia de las pandillas
La inseguridad ha aumentado en Haití desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse en julio de 2021. Las pandillas, que ya controlaban amplias áreas en ese entonces, han expandido su dominio a nuevas regiones de la capital y otras ciudades. Actualmente, estos grupos ejercen un control significativo sobre casi el 80% de Puerto Príncipe. Según las Naciones Unidas, la violencia ha obligado a más de 200,000 personas a abandonar sus hogares en busca de seguridad.
- Más de 200,000 desplazados internos debido a la violencia.
- Casi 80% de Puerto Príncipe bajo control de pandillas.
- Incremento notable en secuestros y extorsiones.
Un residente local expresó su frustración al comentar sobre la situación en el país:
“No podemos ni siquiera movernos libremente por nuestras propias calles. Es como si fuéramos prisioneros en nuestra propia tierra”.
La comunidad internacional, así como grupos locales, han expresado su preocupación por el deterioro de la seguridad en el país. Existe un llamado urgente para que las autoridades haitianas, con apoyo internacional, elaboren una estrategia efectiva para enfrentar la violencia de las pandillas y restaurar el orden.
Este aumento de violencia e inseguridad ha tenido un impacto devastador en la economía y el tejido social de Haití, incrementando la pobreza y la desesperación entre la población. Los haitianos enfrentan un futuro incierto mientras la crisis persiste, y muchos esperan desesperadamente una intervención que pueda llevar estabilidad y paz al país.