La reciente caída del presidente sirio, Bashar al-Assad, representa un duro golpe para Irán y el llamado “Eje de Resistencia” en la región. Esta alianza, compuesta por Irán, Siria y grupos como Hezbollah en El Líbano, ha sido una pieza clave de la influencia iraní en el Medio Oriente.

Impacto en la geopolítica regional

Bashar al-Assad ha sido un aliado estratégico para Irán, brindando un corredor vital para el suministro de armas y apoyo a Hezbollah y otras milicias respaldadas por Irán. Con su caída, las dinámicas de poder en la región podrían cambiar considerablemente, disminuyendo la influencia de Teherán y afectando el equilibrio de poder en el Medio Oriente.

Según expertos, la salida de Assad podría resultar en:

• Una pérdida significativa de influencia para Irán en Siria.
• Dificultades en el suministro de armas y apoyo logístico a grupos aliados en la región.
• Un fortalecimiento potencial de las posiciones de Israel y otros enemigos regionales de Irán.

La estabilidad en la región podría verse aún más comprometida sin el apoyo de Assad al Eje de Resistencia.

Frente a estos cambios, Irán podría verse obligado a reevaluar su estrategia en el Medio Oriente, buscando nuevas alianzas o fortaleciendo sus lazos con otros actores no estatales en la zona para mantener su influencia geopolítica.