Recientemente, el caso de Hannah Hiatt ha captado la atención del público tras varias denuncias sobre el manejo de las fuerzas policiales en situaciones de crisis mental. Hannah, una mujer de Colorado de 27 años, luchaba con dificultades mentales y, lamentablemente, falleció tras un encuentro con la policía. Su muerte ha provocado un debate sobre cómo las autoridades manejan estos casos y qué se puede hacer para mejorar la capacitación y respuesta de los agentes.
Intervención policial y problemas en el manejo de crisis mentales
El pasado mes de agosto, los servicios de emergencia fueron llamados por la madre de Hannah, quien solicitaba que su hija fuera llevada a un hospital para recibir atención psiquiátrica. Sin embargo, en lugar de recibir la asistencia médica que necesitaba, el encuentro con la policía terminó en tragedia. Según los informes, Hannah sufrió una caída mortal mientras intentaba escapar de los agentes que, según argumenta su familia, no estaban adecuadamente capacitados para manejar su crisis.
Los críticos de este tipo de intervenciones argumentan que se necesitan cambios urgentes en las políticas y prácticas policiales. Abogan por una mayor formación en salud mental para los agentes y por la implementación de equipos de respuesta que incluyan profesionales de la salud mental.
Entre las preocupaciones planteadas por expertos y activistas se encuentran:
- La falta de entrenamiento específico en salud mental para oficiales de policía.
- La necesidad de equipos de respuesta especializados que incluyan profesionales del ámbito psiquiátrico.
- El riesgo elevado de resultados fatales en intervenciones sin la debida preparación.
La problemática de las intervenciones mal gestionadas ha generado un llamado a la acción para reformar el enfoque policial hacia personas con enfermedades mentales. De acuerdo con el vocero de derechos humanos, Tomás Álvarez,
“Es imprescindible que las fuerzas del orden reciban una formación integral que les permita manejar de manera efectiva y compasiva las situaciones de crisis mental.”+
El caso de Hannah Hiatt es un recordatorio preocupante de los desafíos actuales y de la necesidad urgente de cambio en los protocolos de intervención. Las autoridades han prometido revisar las políticas y explorar nuevas estrategias para evitar tragedias similares en el futuro.