La Catedral de Notre Dame en París volvió a abrir sus puertas en un evento privado encabezado por el presidente francés Emmanuel Macron. El acto, que tuvo un carácter altamente simbólico, reunió a líderes mundiales en un momento en que Francia enfrenta una serie de desafíos políticos y sociales.
Un símbolo de esperanza y resiliencia
Desde el incendio devastador que dañó gravemente la catedral en abril de 2019, su restauración ha sido un tema prioritario para el gobierno francés. Macron prometió entonces que Notre Dame sería reconstruida y ahora, tras años de trabajos intensos, la reapertura parcial subraya el compromiso con esta promesa.
Durante el evento, Macron enfatizó la importancia de Notre Dame no solo como monumento histórico, sino como un símbolo de unidad para el pueblo francés.
“Este no es solo un logro arquitectónico, sino también una señal de que juntos podemos sobreponernos a cualquier dificultad,”
dijo el presidente, haciendo referencia al clima político actual.
La catedral, que espera reabrir completamente al público en 2024, ha sido objeto de un complejo proceso de restauración que ha implicado la movilización de expertos de todo el mundo. Entre los avances destacados se incluyen:
- La restauración de sus gárgolas y esculturas icónicas.
- La reconstrucción del techo de madera, respetando técnicas tradicionales.
- El refuerzo de la estructura para prevenir futuros incidentes.
En el contexto actual, donde Francia enfrenta una crisis política, la reapertura de Notre Dame se presenta como un faro de optimismo. Varios líderes que asistieron al evento coincidieron en destacar la relevancia de rescatar el patrimonio cultural en tiempos de adversidad.