El metano es uno de los gases de efecto invernadero más dañinos para el clima y reducir su emisión es crucial para combatir el cambio climático. Este gas es responsable de aproximadamente el 20% del calentamiento global, lo que lo convierte en una prioridad en las políticas ambientales internacionales.
Impacto del metano y acciones internacionales
El metano tiene un potencial de calentamiento global mucho mayor que el del dióxido de carbono a corto plazo. Durante un periodo de 20 años, el metano es más de 80 veces más poderoso en retener el calor en la atmósfera. A pesar de que el metano se descompone más rápido que el CO2, su impacto inmediato es significativamente más fuerte, contribuyendo a fenómenos como el aumento de las temperaturas y eventos climáticos extremos.
Países de todo el mundo están tomando medidas para reducir las emisiones de metano. Algunas de estas acciones incluyen:
- Mejoras en la infraestructura de gas natural para reducir fugas.
- Tecnologías avanzadas en la digestión anaeróbica que aprovechan el gas metano de residuos orgánicos.
- Reducción de emisiones en la industria ganadera mediante el manejo de estiércol y cambios en la alimentación animal.
Según declaraciones de expertos en la COP, las estrategias para abordar las emisiones de metano pueden tener un impacto significativo en el corto plazo en la mitigación del cambio climático.
“Si se logra una reducción del 30% en las emisiones de metano para 2030, podríamos evitar un aumento de 0.2 grados Celsius en el calentamiento global”, destacó un analista ambiental.
La iniciativa internacional para combatir el metano está ganando tracción, con compromisos que buscan involucrar tanto a países desarrollados como en vías de desarrollo. La colaboración global es fundamental para alcanzar estos objetivos y asegurar un futuro más sostenible y saludable para todos.